Logos que no han pasado por manos profesionales, y sus consecuencias…
Hay momentos en la vida que te piden un logo. Cuando montas tu propia empresa o te pones por tu cuenta, formas “La Peña de la Cerveza de los Viernes”, el equipo de petanca de tu barrio, el grupo heavy que siempre habías soñado o haces camisetas para la escapada a la Eurocopa con tus amigotes “Con la Roja aunque juegue coja…” De todos estos ejemplos que he puesto, tenemos que diferenciar los que son por pura diversión y los que forman parte de tu trabajo, de tu forma de ganarte la vida. Para los primeros la solución es fácil: tiras de alguno del grupo que se maneje bien con el lápiz o con el ratón, buscan un nombre divertido (fundamental acompañar el brainstorming con unas cañitas y unas tapas) y directos a la serigrafía… Todos contentos y felices con nuestras nuevas camisetas y el súper logo.
El problema viene cuando se cree que esta fórmula es válida también para un uso profesional. Doy de alta la empresa, alquilo el local, encargo el proyecto, pido los permisos, arreglo el local, lo decoro, compro la mercancía, contrato el seguro, la alarma, el personal, la caja registradora, los extintores… Un dineral. Y resulta que una de las partes más importantes, la imagen del negocio, la encargas al amigote que domina el Paint para que te lo haga a cambio de unas birras. Por suerte esto poco a poco está cambiando y ya hay mucha gente que es consciente de la importancia que tiene el invertir en imagen, si bien todavía queda camino por recorrer. En este artículo voy a analizar las diferente maneras de tirar al traste tu negocio por hacer un truño de logo.
El logo lo hago yo mismo / mi sobrino / mi cuñado
Cuánto daño ha hecho el Paint a la profesión del diseño gráfico. Se creen que por tener la herramienta ya la saben usar correctamente. Es como si me dieran a mi un bisturí, unos guantes, unas gasas y hala… a extirpar tumores. Antes de que hubiera ordenadores en todas las casas, hacerte un logo tenía que pasar irremediablemente por una fotomecánica, copistería o imprenta. Ahí les llevabas el dibujito y te lo arreglaban y te ponían las letras. Ahora ya puedes hasta imprimirte tú tus propias tarjetas. Abres un programa de diseño o retoque fotográfico y empiezas a probar con diferentes tipografías y elementos gráficos: una sombrita por aquí, un degradado multicolor por allá, ¿esta herramienta para qué sirve? ¿Para distorsionar las letras? ¡Guauu, pues también se lo pongo!
Un sector como el de la construcción que antes de la crisis iba viento en popa y en el que también abundaban este tipo de logotipos (que por falta de dinero no sería)
Y me sorprende que un colectivo como el de los arquitectos (en la carrera tocan partes del arte y el dibujo) tenga también logos que dejen mucho que desear
Utilizo programas online o plantillas prediseñadas
Hay muchas páginas web que ofrecen un servicio gratuito para que te hagas tu logotipo (aunque muchas al final te piden dinero (20€-40€) para que te lo puedas descargar, por lo que de gratuito nada. Aquí los resultados son un poco mejores, pues como ya vienen los elementos predefinidos pues no puedes hacer muchas burradas. Peeeero… prepárate para que haya logos como el tuyo a lo largo y ancho del planeta Tierra.
Hay plantillas de logotipos vectorizados gratuitas que puedes utilizar en programas de diseño y que te permiten poder personalizarlo a tu gusto. Para ello necesitas saber utilizar un poco programas como Adobe Illustrator o Corel Draw (entre otros). Obtendrás diseños más elaborados y profesionales, peeeero… (de nuevo) no podrás presentarte al “Concurso de Logos Originales 2016” puesto que tendrás clones hasta en el planeta Tatooine.
Contrato a alguien (baratito) para que me lo haga
El dicho de “lo barato sale caro” tiene razón en el 98% de los casos, y tú no vas a ser la excepción. Hay servicios online para contratar diseñadores, algunos hasta te hacen varias propuestas por solo 5 dólares. Lo normal de estos casos es que ellos también utilicen las plantillas antes mencionadas, por lo que volvemos al paso anterior. También puedes encontrar en foros o en la propia red “diseñadores” con precios muy suculentos. Al final suele ser gente amañada con la que podrás salir del paso, pero que a la larga te perjudicará, pues te verás obligado a renovar tu logo, perdiendo la inversión inicial.
Moraleja: déjate de rollos y ponte en manos de un profesional
Invertir en imagen es una buena manera de que tu negocio funcione. Como dijo Oscar Wilde: “No hay una segunda oportunidad para una primera impresión”. Y un logo bien hecho hace que te miren de otra manera a ti y a tu empresa. Un diseñador gráfico te pasará un cuestionario con preguntas para saber lo que tienes en mente, para conocer mejor tus gustos y aplicarlos a tu imagen. Hará un estudio de tu competencia, de los logotipos de tu sector y buscará la mejor fórmula para destacar entre todos. Te proporcionará un manual de estilos para saber cómo debes de utilizar tu logo en cada ocasión. En definitiva, hará que tengas la imagen perfecta para hacer un buen uso de ella y sacarle provecho.
Así que si no tienes logo o el que tienes es de los expuestos aquí, ¿a qué esperas? Ponte a buscar un diseñar gráfico profesional ya… ¿Que ya lo encontraste? ¿Que soy yo? ¡Jarrl! 😀
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